Junio 20, 2010
¡Milagros de la piratería revolucionaria de la que son víctimas los más pobres!
Qué está más podrido que las miles de toneladas de alimentos de Pudreval”? pregunta la más reciente muestra de humor negro al que somos tan adictos los venezolanos? La respuesta es: “El poder judicial”.
El descubrimiento de las primeras 30 mil toneladas de alimentos descompuestos (a la fecha ya van cerca de cien millones de kilos, sin contar las medicinas vencidas) a causa de la negligencia y corrupción de quienes dicen amar a los pobres y sin embargo los matan de hambre, mientras culpan a los empresarios de “acaparadores”, coincidió con la veloz decisión de la Fiscal General y del rojito juez de turno, de dictar privativa de libertad contra Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, y de su hijo, a pocas horas del indignado “asombro” de Chávez porque Guillermo Zuloaga estuviese libre después de haberle acusado varios meses antes en una cita de la SIP, de ser el culpable de la masacre del 12 A. Asqueaba escuchar el tartajeo de la Fiscal sobre el supuesto delito de “usura” y “acaparamiento” de vehículos (que eran poco más de 20 y ya estaban vendidos) y por cuya “investigación Zuloaga fue obligado a presentarse semanalmente ante el tribunal, hasta ser liberado de esa medida. Después de los frustrados intentos oficiales de “comprar” Globovisión a través de la mediación del socio Nelson Mezerhane, dueño del Federal, amenazado con perder su banco (no lograron el canal pero sí la cabeza de Ravell) el gobierno lo intervino esta semana con el fin de confiscar las acciones que Mezerhane tiene en Globovisión. Durante meses prominentes figuras del régimen propiciaron corridas del Federal a través de sus tribunas mediáticas. Como dijera descaradamente Chávez y denunciaron los trabajadores de Globovisión, el fin primero y último de estas farsas seudolegales es apoderarse del canal y así impedir que los venezolanos veamos la represión oficial contra los trabajadores que exigen sus derechos; o el llanto a las puertas de la morgue de los familiares de decenas de asesinados cada fin de semana; o los reclamos de damnificados que llevan años esperando la casita nunca entregada; o el brote de enfermedades largo tiempo erradicadas; o las pruebas de que mientras los anaqueles de Pdval y Bicentenarios están vacíos, en los puertos que Chávez le arrebató a los gobernadores, los corruptos de Pdvsa dejan pudrir millones de alimentos, y leche suficiente para los teteros de todos los niños venezolanos durante más de un año.
La “ética” rojita envió a Haití toneladas de comida podrida, y niños de 22 escuelas de Miranda y de otras zonas del país recibieron comida descompuesta. Chávez regala periódicamente a Cuba unas 60 mil toneladas de los mejores alimentos, mientras que hace meses está suspendido el PAE en la mayoría de las escuelas venezolanas.
Los casos de Álvarez Paz, Zuloaga, del colega Pancho Pérez, de la jueza Afiuni (y antes los de Eligio Cedeño, los comisarios, Leocenis García y el general Usón, entre otros) han mostrado al mundo la barbarie impuesta por el régimen chavista. Lo dijo tajante la Relatora para la Libertad de Expresión de la CIDH de la OEA: Chávez “avanza hacia límites intolerables” y simultáneamente el relator de la ONU exige poner final al acoso contra Zuloaga y Globovisión.
Además del terrorismo que encarcela a disidentes y del ejercido por la AN con leyes inconstitucionales a la medida del plan comunista de su jefe político, los venezolanos sufrimos confiscaciones (que son robos descarados); cierre de medios; acoso al sistema financiero; abusivas cadenas en las que Chávez insulta, amenaza y ordena acciones contra quienes debe recaer el terrorismo judicial o policial.
Hay también otras víctimas. Provienen de sectores humildes que no han tenido acceso a la educación formal y se les engaña con la ilusión de obtener un título sin el conocimiento calificado que les permita servir al país con eficacia (cerca del 50% del tiempo “académico” se pierde en ideologización). ¿Como justificar que los estudiantes del quinto año de medicina integral comunitaria corearan las obscenidades de Chávez (“los ricachones son una miasma”) con el grito de guerra: “Preparen, apunten, ¡Fuego!”, si la misión de los médicos es preservar la vida, como manda el juramento hipocrático, y no la muerte con el disparo de un fusil? Y si, tal como publica la ABN, Chávez creó ese programa de “medicina comunitaria” en Octubre de 2008, ¿cómo esos aspirantes pueden estar en quinto año, si desde la creación de dicho programa han transcurrido menos de dos años? ¡Milagros de la piratería revolucionaria de la que son víctimas los más pobres!
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