Junio 24, 2010
Sacan una espinita los socialistas del mundo condenando al régimen, pero no la del corazón. Para reivindicarse de verdad debieran comenzar a exigir a voz en cuello la liberación inmediata de nuestros presos políticos, el regreso de los desterrados, la realización de elecciones justas, equitativas, libres y transparentes. Y por sobre todo, la más socialista de las exigencias: igualdad verdadera, progreso, superación de la pobreza, de la miseria, del horror de los barrios. En una palabra: el fin inmediato del régimen y el regreso a la democracia social o, lo que bien podría venir a significar lo mismo: de una auténtica social democracia.
Finalmente y después de muchos melindres y tira y encojes, han terminado por reconocer en su camarada venezolano al propio matón del Caribe. Otro Batista, otro Somoza. Durante once años se hicieron los pendejos, lo aplaudieron por bajo cuerda, estiraron la mano a ver si agarraban manque fallo. Y agarraron. Sobre todo los argentinos, los españoles, los brasileños. Incluso los franceses, que a la hora del reparto, a falta de pan, buenas son las tortas. Hasta los italianos anduvieron pasando el cepillo. Y más de un chileno de la ultra socialista recibió la exclusividad de algún subproducto del petróleo para enriquecerse a costa de los venezolanos. Los más complacientes lo perdonaban porque lo consideraban uno de los suyos. “La oveja negra de la familia”. O, como según dicen que diría Roosevelt refiriéndose a Chapita Trujillo o a algún otro de los matones uniformados de su época: “he is a son of a bitch, but he is our son of a bitch”. Traducido libremente y sin ánimo de pendencias: “será un hijo de perra, pero es nuestro hijo de perra”.
Por fin se han cabreado. Y luego de esfuerzos descomunales, cercanos al parto de los montes, han decidido condenarlo. Unánimemente, sin resquebrajamientos, sacando – ¡ya estaba bueno! – la cara por quienes en el pasado honraron el nombre de esa multinacional de las izquierdas: un Olof Palme, un Willie Brandt, un Carlos Andrés Pérez. A quienes tanto les deben quienes gozaron del poder después de pasarlas perras. Favores de todo tipo. Si desde Felipe González – contrabandeado a su tierra entre el equipaje del Camastrón – hasta el Comandante Cero y Daniel Ortega no hubo revolucionario de los setenta a los noventa que no tenga una monumental factura de favores debidos al Gocho.
Tal unánime y brutal condena no vio la luz sin dolores de parto. Años de cabildeos, de golpear las puertas, cartas van cartas vienen, visitas intempestivas, reuniones solemnes, rogativas, asambleas plenarias, quejas y reclamos fundados en pruebas escritas, como diría la rockola, “con tinta sangre del corazón”. Docena y media de venezolanos asesinados y una centena de heridos por los esbirros del susodicho siguiendo sus perentorias órdenes. Para ser descarada, ominosa, vilmente condecorados en el Palacio de Miraflores en burla inolvidable al dolor de la patria. Asesinados en Plaza Altamira, en el Zulia, en decenas de sitios. Sin contar los ciento cincuenta mil caídos en la guerra del hampa, amparada por los poderosos como para causar espanto y mantener en zozobra a los posibles insurrectos de la pobresía venezolana. Castrismo puro. Haz el mal a fondo, sin conmiseración ninguna, hasta que sangren las escobas. Maquiavelo.
Sacan una espinita los socialistas del mundo condenando al régimen, pero no la del corazón. Para reivindicarse de verdad debieran comenzar a exigir a voz en cuello la liberación inmediata de nuestros presos políticos, el regreso de los desterrados, la realización de elecciones justas, equitativas, libres y transparentes. Y por sobre todo, la más socialista de las exigencias: igualdad verdadera, progreso, superación de la pobreza, de la miseria, del horror de los barrios. En una palabra: el fin inmediato del régimen y el regreso a la democracia social o, lo que bien podría venir a significar lo mismo: de una auténtica social democracia.
O la socialdemocracia mundial es una internacional del acomodo o un frente de batalla por la democracia verdadera. Como en el pasado. Es la gran deuda pendiente. Bueno que haya comenzado a saldarla.
http://www.noticierodigital.com/2010/06/la-internacional-socialista-y-el-maton-del-caribe/
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