Jueves, 24 de junio de 2010
El saludo de los gobiernos de Venezuela y Ecuador a la elección de Santos es, en principio, una señal de cambio en el tono de las relaciones internacionales. ¿Qué significa la llegada de Santos a la Casa de Nariño en el escenario regional?.
Días antes de su elección como Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos se mostró confiado de el buen curso que tomarían las relaciones con Venezuela y Ecuador. En un debate televisado dijo que esperaba, aunque sonara extraño, la llamada de Hugo Chávez, presidente de Venezuela, la noche del 20 de junio, cuando se conocieran los resultados.
Aunque no se dio la llamada protocolaria, el Gobierno de Venezuela sí emitió esta semana un comunicado en el que felicitó al nuevo mandatario y le auguró éxitos “en el ejercicio de su nueva responsabilidad”.
A este gesto se sumó el saludo del Gobierno de Ecuador a la elección del nuevo Presidente. El Ministro de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Miguel Carvajal, dejó ver la intención del presidente de ese país, Rafael Correa, de asistir a la posesión de Santos el próximo 7 de agosto.
En una entrevista con La F.M., este martes, Carvajal dijo: “Tengo la convicción de que estamos en un muy buen nivel en las relaciones de los dos países. Eso me permite augurar el reinicio de conversaciones para avanzar en el restablecimiento pleno de relaciones y de confianza mutua. No veo razón por lo cual no pueda ser así”.
Las declaraciones se sumaron a las felicitaciones que le expresó Correa a Santos, y que el mandatario electo notificó el lunes:
“Hablé con el presidente Correa. Él me llamó, fue muy amable. Dialogamos por varios minutos y quedamos en buscar mecanismos para mejorar aún más las relaciones bilaterales”, dijo Santos en su primera rueda de prensa como mandatario electo.
Para analistas de las relaciones internacionales de la región, estos primeros hechos son señales positivas en aras del restablecimiento de las relaciones con los dos países. Los gestos suponen el cambio de tono de la diplomacia, que en los primeros meses de Gobierno de Santos podrían resultar provechosos, no solo para la estabilidad de la región, sino para el comercio y la seguridad.
En una entrevista con Radio Nederland, el analista de conflictos del Instituto Clingendael de la Haya Iván Briscoe argumentó que las expresiones amables de los gobiernos de Ecuador y Venezuela al respecto de la elección de Santos eran muy importantes para una nueva etapa de las relaciones de la región.
“(Al comienzo de la campaña) se pensó, generalmente, que Santos, como sucesor de Uribe, era un grave problema para la región por el peligro del empeoramiento de las relaciones con Venezuela”, recordó Briscoe.
No obstante, tanto el silencio de Chávez en la última etapa de la campaña presidencial colombiana como la actitud prudente de los candidatos, cambiaron esa percepción.
Los gestos de Santos
El clima de las relaciones comenzó a cambiar desde la primera vuelta de las elecciones. Tres hechos demuestran que habrá un viraje en la política exterior del Gobierno de Santos, por lo menos en la etapa inicial, comparada con la que se impuso en la era Uribe:
Santos, tras su clasificación a la segunda vuelta de las elecciones, dijo en su discurso que “no reconocía enemigos internos ni externos”, en una alusión a sus adversarios políticos. Con estas palabras comenzó a demostrar un nuevo lenguaje, de menos confrontación y más negociador.
El segundo gesto de Santos se dio en un debate emitido por Caracol Televisión en el que dijo que no tendría ningún problema para entregarle a Quito la información contenida en el computador que el Ejército sustrajo del campamento de ‘Raúl Reyes’. El acceso a esa información ha sido una de las condiciones que el Gobierno de Correa ha impuesto para la formalización del restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
Y el tercer pronunciamiento fue en su discurso de victoria en las urnas. Santos dijo que había llegado la “hora de la concordia”. “Quiero que los habitantes de América Latina tengan una región más unida en la generación de prosperidad y bienestar, más solidaria en lo social y más segura en lo económico”, dijo el Presidente electo.
“Aspiro a trabajar de la mano con los países vecinos para desarrollar una agenda conjunta de cooperación e integración en todos los frentes. En las relaciones conflictivas siempre hay dos alternativas: mirar con amargura hacia el pasado o abrir caminos de cooperación hacia el futuro”, agregó.
El ex viceministro de Relaciones Exteriores y profesor de la Universidad del Norte, Diego Cardona, indicó que estos pronunciamientos han sido la antesala de un Gobierno distinto en materia de relaciones internacionales. El ex diplomático señaló, por ejemplo, que es la primera vez, en varios años, que Colombia habla de integración regional; una expresión de importante significado para las relaciones comerciales y de seguridad.
Cardona auguró que era muy probable que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Ecuador se consolidara. Es decir, que pronto estén funcionando las embajadas, consulados y relaciones entre viceministros, entre otros mecanismos que se clausuraron debido al ataque de tropas colombianas a un campamento de las Farc, en territorio ecuatoriano, el 1 de marzo de 2008.
Además, señaló que era muy probable que Chávez también diera muestras de que su trato hacia Colombia sería distinto en el nuevo período presidencial.
“Eso no quiere decir que Chávez va a cambiar de posición frente a Colombia, sino que querrá distinguirse en su trato a un nuevo Gobierno. Un cambio duradero dependerá de cómo se desarrollen las relaciones con el paso del tiempo”, explicó Cardona.
Los temas urgentes de las relaciones
Uno de los problemas que persistirá en las relaciones internacionales de Colombia con los países de la región es la diferencia ideológica entre los gobiernos.
No obstante, Briscoe destacó que hay un compendio de problemas comunes que los gobernantes podrían comenzar a discutir a pesar de sus diferentes posturas económicas y políticas. El analista llamó a la lista de temas “la agenda pragmática” y dijo que el primero de esos temas en los que podrían coincidir los dos gobiernos era el combate al narcotráfico.
“Yo destacaría la importancia de la lucha contra el narcotráfico. Uribe ha destacado la guerra contra la guerrilla de las Farc y el ELN. Lo que podría hacer Santos es destacar que el problema es el narcotráfico, y si ataca frontalmente la producción de coca, podría encontrar aliados en la región. Lo que quiero decir es que posibilidades reales de cooperación existen”, aseguró el analista.
Cardona por su parte destacó que Santos tiene un modelo económico en la cabeza en el que es indispensable una buena relación con los vecinos.
“Santos ha dado muestras de querer desarrollar al país al estilo de los tigres asiáticos, es decir, en tecnología industria y comercio. Y ocurre que Venezuela y Ecuador son sus mercados más importantes después de Estados Unidos”, dijo el ex viceministro.
A Venezuela y a Ecuador también les conviene tener una buena relación comercial con Colombia, pues algunos de los productos colombianos les resultan menos costosos que los de otros países.
El internacionalista además dijo que había dos temas de las relaciones colombo-ecuatorianas y colombo-venezolanas que los gobiernos podrían abordar a pesar de las diferencias de criterios políticos y económicos: los mecanismos de confianza y el desarrollo fronterizo.
Los mecanismos de confianza, explicó Cardona, son acuerdos para hacer transparente la actividad de defensa. Tienen su antecedente en la Guerra Fría, pues se crearon para que la Europa del Este y la Occidental pudieran convivir en medio de una tensión política por dos modelos de gobierno en pugna. Esos mecanismos son, por ejemplo, informar sobre el gasto militar o sobre los ejercicios de defensa, para así restarle el grado de suspicacia a las relaciones.
Y el desarrollo fronterizo se refiere a la urgencia de políticas para mejorar las condiciones de vida de las personas a lado y lado de la frontera. Los habitantes de esas regiones no solo están afectados por razones de seguridad -pues los grupos ilegales y bandas de narcotráfico se han replegado en esas zonas-, sino que también tienen problemas por la falta de empleo, educación y oportunidades.
Para Briscoe, además, la voluntad de Santos de ser más activo en el escenario regional, podría ayudar al diálogo entre los gobiernos de izquierda y los de derecha, en aras de objetivos afines.
“Colombia podría jugar un papel más importante en la formación de una unidad regional latinoamericana, si puede representar el ala de centro derecha del espectro político en América Latina en el que están México, Chile y Perú, y formar un puente con los sectores de izquierda en la búsqueda de promover proyectos de desarrollo comunes”, dijo a Radio Nederland.
Todo parece indicar que soplan buenos vientos para las relaciones de Colombia con sus vecinos, después de varios años difíciles en los que Colombia orientó su política exterior por sus problemas internos. Sin embargo, falta ver si la buena voluntad del Gobierno entrante se traduce en mayor eficacia de la diplomacia y menos reacciones a la coyuntura.
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