Rio de Janeiro enterraba este viernes a las víctimas del asesino que el jueves mató a 12 niños y adolescentes en una escuela antes de suicidarse, en medio de la congoja y la indignación de un país que busca entender qué motivó el ataque, sin precedentes en América Latina.
Una multitud se concentró en la mañana del viernes en el cementerio Murundu, cercano a la zona de Realengo, el suburbio del oeste de Rio donde se ubica la escuela primaria en la que ocurrió el ataque, constataron periodistas de la AFP.
Un helicóptero de la policía militar arrojó pétalos de rosas desde el cielo sobre la multitud cuando se realizaba el primero de los entierros, en un gesto que emocionó a los presentes,
Escenas desgarradoras de tristeza y desesperación entre los familiares, marcaron las ceremonias.
“¿Por qué ella, por qué ella?”, gritaba sin consuelo una abuela que enterraba a su nieta, mientras algunas personas la sostenían para evitar que se derrumbase.
La madre de Mariana Rocha de Sousa, de 13 años, una de las alumnas fallecidas, se desmayó al cerrarse el sepulcro en que fue colocado el ataúd con el cuerpo de su hija muerta.
Diez niñas y dos varones perdieron la vida cuando Wellington Menezes de Oliveira, de 23 años, un ex alumno de la escuela, ingresó al recinto y les disparó a quemarropa. Otros 11 jóvenes permanecen hospitalizados, algunos en estado grave.
El ataque ocurrió la mañana del jueves, a la hora de llegada de los estudiantes a la escuela primaria municipal Tasso da Silveira, del barrio popular de Realengo, a la que asisten alumnos de entre 9 y 14 años, edad hasta la que se extiende la enseñanza primaria en Brasil.
El hombre, provisto de dos revólveres, uno calibre 38 y otro 32, disparó contra los menores principalmente en la cara y el pecho, según datos de las autoridades.
Testigos del ataque contaron que muchos gritaban “¡no me mate, no me mate!”, pero igual fueron baleados.
Once de los estudiantes murieron en el lugar y otro falleció horas más tarde en un hospital.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, manifestó su “repudio a este acto de violencia contra niños indefensos”. “No era y no es característico de este país vivir este tipo de crimen”, dijo.
Rousseff, que viaja a China este fin de semana, no tiene previsto desplazarse a Rio para los funerales de las víctimas, confirmó a la AFP la Presidencia.
A medida que las horas pasan, algunos detalles del ataque y del agresor comenzaron a conocerse.
Un video del circuito interno de cámaras de la escuela muestra algunos momentos del tiroteo: allí se ve a adolescentes corriendo desesperados, cayendo al piso y levantándose intentado escapar del atacante, quien pasa corriendo delante de la filmadora. También se lo ve recargando su arma.
Otra filmación de un testigo, subida al sitio de internet Youtube, muestra a varios alumnos saliendo ensangrentados por la puerta del establecimiento, en medio de escenas de pánico de padres y vecinos agolpados frente al recinto.
Ex compañeros de trabajo describieron a Menezes de Oliveira como alguien callado y sin amigos, al tiempo que sus ex colegas de clase recordaron que el joven pasaba por humillaciones y era rechazado por las chicas del grupo.
“Sinceramente, no sé porqué él no hizo eso (la matanza) con nuestro grupo”, dijo a la prensa Bruno Linhares, de 23 años, un ex compañero de clase.
El coronel Evandro Bezerra, portavoz del cuerpo de bomberos, dijo que Menezes de Oliveira cometió un acto premeditado. “Vino a la escuela preparado para hacer eso”, una masacre, resumió.
Una carta con un mensaje incongruente, lleno de referencias religiosas que la policía encontró entre sus ropas, parece confirmar la afirmación del bombero.
“Deben saber que los impuros no podrán tocarme sin guantes, solamente los castos o los que perdieron sus castidades luego del casamiento y no se envolvieron en adulterio podrán tocarme sin guantes”, reza el texto.
La policía investiga el origen de las armas utilizadas por el atacante, que logró recargarlas varias veces antes de suicidarse tras ser alcanzado por el disparo de un policía que ingresó al lugar.
Las imágenes de Menezes de Oliveira con la cabeza y la espalda ensangrentada, boca abajo en una escalera de la que fue su escuela, ocupan gran espacio en los medios brasileños, mientras en los canales de televisión desfilan especialistas que intentan explicar qué pudo haber motivado el ataque.
En América Latina, el único antecedente que se registra de este tipo de ataques en un centro educativo ocurrió en Argentina el 28 de setiembre de 2004, cuando un alumno de 15 años mató a balazos a tres compañeros de clase e hirió a otros cinco en la ciudad de Carmen de Patagones, 920 km al sur de Buenos Aires.
Afp
Fuente: LaPatilla
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