Junio 3, 2010
¿Quién da la cara en este país por el deterioro institucional y el caos en el que nos encontramos como Nación? ¿Quién da la cara en Venezuela por los miles de combatientes que se forman en instituciones como el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Procuraduría General de la República, sin informárseles a estas personas que se convierten en objetivo militar y por tanto blanco de ataque hostil legal en caso de un conflicto armado, de acuerdo al Derecho Internacional Humanitario? ¿Quién da la cara por la situación de flagrante violación a la Constitución por parte de militares activos de la Fuerza Armada Nacional, inscritos en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), entre ellos oficiales de alta graduación con importantes competencias jurisdiccionales? ¿Quién da la cara por las 14 millones de armas y municiones ilegales aproximadamente, que están en manos de la población civil y los más de 12.000 homicidios anuales que tenemos en Venezuela? ¿Quién da la cara por la existencia y consolidación de guerrillas venezolanas al margen de la ley; las llamadas Fuerzas Bolivarianas de Liberación? ¿Quién da la cara por la penetración territorial escandalosa de las FARC en Venezuela, las cuales despliegan operaciones sostenidas en la frontera occidental del país y ahora en el estado Delta Amacuro, según reportan las comunidades Waraos, en el eje fluvial Tucupita Pedernales y caños de salida al mar? ¿Quién da la cara por la omisión de una Ley Orgánica de Fronteras, que debió haberse promulgado hace al menos 8 años, según la Disposición Transitoria Sexta de la Constitución, otorgando asignaciones económicas especiales a estas regiones del país prioritarias para la seguridad de la Nación? ¿Quién da la cara por la proliferación de colectivos sociales armados, cuerpos de combatientes, milicia territorial, comités armados de seguridad, sin que estén autorizados por la Constitución? ¿Quien da la cara por la destrucción de la Fuerza Armada Nacional, ausente de los principios básicos de obediencia, subordinación y disciplina, politizada y desprofesionalizada deliberadamente al margen de la Constitución? ¿Quién da la cara por la presencia de tropas militares venezolanas en países extranjeros y por las donaciones de sistemas de armas a miembros del ALBA sin mecanismos de control alguno? ¡Nadie! Hace rato en Venezuela no existe un Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional cumpliendo su función constitucional.
El Presiente de la República tuvo el valor en 1992 de hacerse responsable de sus actos. Mucho tiempo ha pasado desde entonces 18 años, lamentablemente hoy hace silencio cómplice sobre estas preguntas fundamentales para el país.
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