El régimen intenta sobrevivir con los vestigios que aún existen de un sistema democrático que se ahoga gracias a las complicidades en todos los sectores de la sociedad. La actuación en el Consejo Federal de los gobernadores de oposición, a excepción de Salas Feo de Carabobo y de Henri Falcón del PPT, al reírle las toscas gracias a Chávez, arrebatados en abrazos de emoción, después de ser insultados con bajeza y vejados sistemáticamente, es un claro síntoma de debilidad política.
Una cosa muy distinta es practicar la cortesía política y otra reírse a mandíbula batiente con el déspota.
Imágenes demasiado sonrientes ante un sembrador de odios y miserias. Lo que estamos necesitando es una oposición fuerte, encarnizada, imprescindible para rescatar la democracia y salvar los poderes sometidos a obediencia ciega con el dueño y señor de Miraflores. La solución, como lo han dicho Álvarez Paz y el ex gobernador Diego Arria, es la salida constitucional del Presidente; sin embargo, los candidatos tienen miedo de decir lo que gran parte de la población reclama a gritos en todas partes.
Malas mañas. Está en riesgo la posibilidad de conquistar una mayoría calificada en la Asamblea Nacional que pueda escoger un TSJ independiente, para conocer los innumerables procesos que penden sobre Chávez. Hay candidatos que basan sus campañas en las propuestas que harán en la Asamblea Nacional como si estuvieran en Suiza o en algún país nórdico, cuando el país atraviesa su más grave crisis institucional, económica y social de la historia. No es posible que pretendan chantajearnos a través de una errática mesa unitaria, que eligió algunos candidatos a diputados, perdedores comprobados o sin arrastre, como producto de negociaciones entre cogollos partidistas. Se trata de una práctica propia de la cuarta república, que junto a otras malas mañas hicieron posible que Hugo Chávez llegará al poder en 1998. La mesa se pone la soga al cuello cuando pretende desconocer liderazgos irrefutables como el de Enrique Mendoza, cuando ignora el trabajo político y renovador del movimiento Voluntad Popular, o desecha propuestas para las suplencias como la de Carlos Vecchio o Alfredo Romero, o cuando descarta a dirigentes fundamentales de la resistencia como Oswaldo Álvarez Paz o Hermann Escarrá. Reinciden con candidatos que vienen de perder una elección en el mismo circuito, como es el caso de Stalin González.
¿Dónde cabe que el respetable candidato Juan Carlos Caldera sacará más votos que Mendoza, que tiene un sólido liderazgo en Petare y cuyo apoyo fue determinante en el triunfo de Capriles Radonski como gobernador de Miranda? A cuenta de qué Julio Borges que se prestó al divisionismo en el 2008, cuando respaldó candidatos del chavismo en el estado Bolívar y en Valencia, sin medirse en primarias, encabeza la lista en Miranda. Por qué, igualmente sin medirse, postulan a Ismael García que ni siquiera ha hecho un mea culpa por su nefasta lista Maisanta, que discriminó y arruinó a tanta gente. Por qué nos despachan con el argumento de que “eso es lo que tenemos y hay que votar por ellos”, obligándonos a concurrir con la nariz tapada como si fuésemos eunucos electorales.
No rectificar en la revisión del listado puede promover una derrota electoral, o es que acaso existirá un acuerdo que permita a la dirigencia opositora mantener una presencia del 30% en la Asamblea y así refrescarle la cara al régimen ante el mundo. Total, eso fue lo que hicieron los gobernadores, al prestar sus sonrisas para la tarjeta de presentación democrática que necesitaba Chávez para borrar su impresentable rostro dictatorial ante la comunidad internacional.
msalazar@cantv.net
El Nacional
Twitter: @aliasmalula
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