Venezuela está convertida en un pobre país pobre. Basta escuchar o leer las informaciones diarias para ratificar la convicción existente en buena parte del mundo sobre el presente y el incierto, cada día menos, futuro que la realidad actual proyecta. Los acontecimientos de la cárcel nacional de El Rodeo I y II, aún sin desenlace definitivo serían suficientes para destituir y enjuiciar a los incompetentes civiles y militares que tienen bajo su responsabilidad el régimen penitenciario, la seguridad individual y colectiva de presos y ciudadanos comunes, el cumplimiento estricto de la ley y el mantenimiento del orden esencial del país. Nadie cumple con su deber. Ni siquiera el propio Presidente quien contagia de irresponsabilidad a los prevalidos del régimen. Lo de El Rodeo es gravísimo, como también cuanto sucede en otras cárceles y centros de reclusión, o en la calle en cualquiera de nuestros pueblos y ciudades. Los muertos y heridos carcelarios de esta semana se suman a los más de tres mil asesinados y diez mil heridos de esta década nefasta. Nadie responde, nadie se responsabiliza.
“La culpa es de los presos que en definitiva son delincuentes” Pero resulta que el artículo 43 de la Constitución obliga al estado a proteger la vida de las personas que se encuentran privadas de libertad… “o sometidas a su autoridad”. Mayor deber cuando cerca del 50% de los presos carecen del debido proceso, es decir, sin libertad y sin justicia. Limbo criminal, escenario generador de mucho de cuanto sucede, además de la corrupción y complicidad de autoridades.
Por el contrario, la jueza 8va. De Control del Estado Aragua, acaba de ordenar la detención de cuatro directivos y un médico-cirujano del Hospital de Clínicas Las Delicias de Maracay, por ser supuestamente responsables del fallecimiento del ciudadano Hugo Bolívar, padre de la diputada regional del PSUV Francis Bolívar. Se les acusa de homicidio intencional, en grado de dolo eventual. Desconozco los detalles del suceso, aunque se informa de demoras con relación a la clave del seguro de la víctima. Pero obviamente hay un contrate notable con la realidad de la inmensa mayoría de los venezolanos de a pie, sin influencia ni posiciones de poder.
Esto no puede ni debe continuar. Ya no se trata de luchar para cambiar a un mal presidente, ni a un régimen comunistoide corrompido. Se trata de salvar la República, de detener el proceso de destrucción institucional, material y moral que perversamente se adelanta e iniciar el relanzamiento de la misma sobre bases distintas y mejores a las existentes. El llamado es a todos cuanto habitan en esta patria. Si quienes tenemos responsabilidades no hacemos nada, o hacemos muy poco, nadie lo hará. Si nos limitamos a quejarnos las cosas seguirán peor. Los dirigentes son para dirigir. Venezuela, en esta hora dura y difícil, más que candidatos reclama liderazgo, claridad de objetivos y coraje para la tarea. Tenemos que liberarnos de todo cuanto nos limite.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 20 de junio de 2011
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