Una movilización espontánea de jóvenes en Madrid se ha expandido por otras ciudades de España y Europa
[IRREVERENCIA]
En el marco de la peor crisis económica de la historia española reciente, multitudes de jóvenes toman las principales plazas de esa nación exigiendo cambios y mostrando rechazo a la actual dirigencia política.
En el marco de la peor crisis económica de la historia española reciente, multitudes de jóvenes toman las principales plazas de esa nación exigiendo cambios y mostrando rechazo a la actual dirigencia política.
Las manifestaciones pacíficas de los jóvenes españoles han tenido su epicentro en la céntrica plaza de la Puerta del Sol en la ciudad de Madrid.El movimiento de protesta español, autodenominado “Democracia Real ya”, hoy conocido simplemente como “Los Indignados”, nació de manera espontánea producto de la convocatoria a una manifestación pacífica para el domingo 15 de mayo en la Puerta del Sol de Madrid, justo una semana antes de las elecciones autonómicas y municipales que se celebraron el domingo pasado. Con el transcurso de los días, gracias al permanente foco informativo que sobre ella han hecho los medios de comunicación, y la expansión viral que quienes allí se encuentran han hecho a través del uso de las redes sociales, especialmente twitter, logren captar la atención del mundo, y propagar las manifestaciones a otras ciudades españolas e incluso más allá de las fronteras.
Las causas
Este movimiento surge en medio de una coyuntura en la que se combinó la cercanía a las elecciones autonómicas y municipales españolas, caracterizadas por un hastío de la población hacia la dirigencia política española y la polarización entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, y el estallido de la peor crisis económica que ha enfrentado España desde la Guerra Civil de 1936-39, la cual ha impactado con más dureza a la población menor de 30 años, la cual sufre una astronómica tasa de desempleo de 45%, más un abundante subempleo entre los sectores más cualificados. En el marco de esta situación, este grupo de la población española, una de las más activas del mundo en cuanto al uso de internet, especialmente las redes sociales, comenzaron a enviarse de manera masiva un libro de apenas 20 páginas, escrito por el francés Stéphane Hessel, redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cual se había agotado en pocas semanas en todas las librerías españolas. Este libro, titulado “¡Indignaos!”, pide a sus lectores que, ante la incertidumbre que se vive en el presente, producto de la crítica situación, no se entreguen al conformismo, la resignación y la apatía, sino que luchen por transformar la realidad que los rodea. El gran éxito de este libro, ampliamente comentado a través de las redes sociales, hizo notar entre los sectores de la izquierda no tradicional española (comunistas, anarquistas y republicanistas), en la cual militan muchos jóvenes españoles, que existían problemas muy graves en España que les permitiría fomentar la convocatoria a las protestas pacíficas, lo cual terminaron haciendo. Los jóvenes españoles, en su mayoría tremendamente idealistas, desinteresados de la política tradicional, y por tanto desconocedores de lo complejo que es la labor gubernamental, especialmente en épocas de crisis, fueron rápidamente seducidos por estas visiones utópicas en las cuales todo cambio es posible de lograr solamente con la voluntad, llegando algunos al extremo de pensar que están haciendo algo muy similar a lo acontecido en Túnez y Egipto, por lo que están firmemente convencidos de que si persisten en las manifestaciones pacíficas callejeras, podrán obtener los cambios que anhelan en corto tiempo.
¿Cuánto tiempo más durarán las manifestaciones?
El éxito inicial que están teniendo estas manifestaciones en parte se debe a que han servido como un mecanismo de catarsis colectiva de la frustración que sienten gran número de españoles. Sin embargo, hay que resaltar que al tratarse de una manifestación en la que predomina la espontaneidad, no existe un liderazgo claro y definido, por lo que la toma de decisiones, de carácter colectivo, se caracteriza por un alto grado de tumultuarismo y asamblearismo, en las cuales las demandas son de todo tipo y suelen imponerse los criterios del mejor orador de turno, el que grite más duro o el que despierte mayor euforia entre los manifestantes. Esto irá ocasionando un proceso de desgaste natural que irá apaciguando poco a poco las manifestaciones, más no sus efectos políticos.
“Estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresario, banqueros. Por la indefensión del ciudadano de a pie” Manifiesto de los Indignados
A todos los partidos políticos españoles y al gobierno español, las manifestaciones de Los Indignados los tomaron por sorpresa, tanto por su surgimiento espontáneo como por lo masivas que han sido. Sin embargo no hay que dejar de resaltar tanto el carácter pacífico de las mismas, así como el hecho de que a pesar que estas no cuentan con la debida permisología, el gobierno español ha permitido que estas transcurran normalmente sin reprimirlas. Muchos trataron fallidamente de hacer suyas las peticiones que emanaban del movimiento, especialmente el Partido Popular, pero les resultó infructuoso. Mientras el Partido Socialista Obrero Español, hoy en el poder, ha optado por mirar los toros desde la barrera. Sin embargo, a pesar de que las manifestaciones terminen por diluirse en el corto plazo, sus efectos políticos, derivados de la difícil situación económica y social que enfrentan los españoles, permanecerán por mucho más tiempo, tal como sucedió en 1968 en Francia, cuando casualmente en el mes de mayo estalló un movimiento similar, que hoy se conoce como “El Mayo Francés”, por lo que el gobierno español deberá tomar rápidamente la iniciativa de emprender un proceso de reformas profundas al sistema político y económico español que le permitan hacer frente a las demandas de la población, especialmente los más jóvenes, ya que de no hacerlo, con la debida rapidez y con la suficiente amplitud de criterios, corre el riesgo de que esta indignación permee a otros sectores sociales españoles y se vea amenazada la estabilidad de su sistema político.
Fuente: Blog 6to Poder
Las causas
Este movimiento surge en medio de una coyuntura en la que se combinó la cercanía a las elecciones autonómicas y municipales españolas, caracterizadas por un hastío de la población hacia la dirigencia política española y la polarización entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, y el estallido de la peor crisis económica que ha enfrentado España desde la Guerra Civil de 1936-39, la cual ha impactado con más dureza a la población menor de 30 años, la cual sufre una astronómica tasa de desempleo de 45%, más un abundante subempleo entre los sectores más cualificados. En el marco de esta situación, este grupo de la población española, una de las más activas del mundo en cuanto al uso de internet, especialmente las redes sociales, comenzaron a enviarse de manera masiva un libro de apenas 20 páginas, escrito por el francés Stéphane Hessel, redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cual se había agotado en pocas semanas en todas las librerías españolas. Este libro, titulado “¡Indignaos!”, pide a sus lectores que, ante la incertidumbre que se vive en el presente, producto de la crítica situación, no se entreguen al conformismo, la resignación y la apatía, sino que luchen por transformar la realidad que los rodea. El gran éxito de este libro, ampliamente comentado a través de las redes sociales, hizo notar entre los sectores de la izquierda no tradicional española (comunistas, anarquistas y republicanistas), en la cual militan muchos jóvenes españoles, que existían problemas muy graves en España que les permitiría fomentar la convocatoria a las protestas pacíficas, lo cual terminaron haciendo. Los jóvenes españoles, en su mayoría tremendamente idealistas, desinteresados de la política tradicional, y por tanto desconocedores de lo complejo que es la labor gubernamental, especialmente en épocas de crisis, fueron rápidamente seducidos por estas visiones utópicas en las cuales todo cambio es posible de lograr solamente con la voluntad, llegando algunos al extremo de pensar que están haciendo algo muy similar a lo acontecido en Túnez y Egipto, por lo que están firmemente convencidos de que si persisten en las manifestaciones pacíficas callejeras, podrán obtener los cambios que anhelan en corto tiempo.
¿Cuánto tiempo más durarán las manifestaciones?
El éxito inicial que están teniendo estas manifestaciones en parte se debe a que han servido como un mecanismo de catarsis colectiva de la frustración que sienten gran número de españoles. Sin embargo, hay que resaltar que al tratarse de una manifestación en la que predomina la espontaneidad, no existe un liderazgo claro y definido, por lo que la toma de decisiones, de carácter colectivo, se caracteriza por un alto grado de tumultuarismo y asamblearismo, en las cuales las demandas son de todo tipo y suelen imponerse los criterios del mejor orador de turno, el que grite más duro o el que despierte mayor euforia entre los manifestantes. Esto irá ocasionando un proceso de desgaste natural que irá apaciguando poco a poco las manifestaciones, más no sus efectos políticos.
“Estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresario, banqueros. Por la indefensión del ciudadano de a pie” Manifiesto de los Indignados
A todos los partidos políticos españoles y al gobierno español, las manifestaciones de Los Indignados los tomaron por sorpresa, tanto por su surgimiento espontáneo como por lo masivas que han sido. Sin embargo no hay que dejar de resaltar tanto el carácter pacífico de las mismas, así como el hecho de que a pesar que estas no cuentan con la debida permisología, el gobierno español ha permitido que estas transcurran normalmente sin reprimirlas. Muchos trataron fallidamente de hacer suyas las peticiones que emanaban del movimiento, especialmente el Partido Popular, pero les resultó infructuoso. Mientras el Partido Socialista Obrero Español, hoy en el poder, ha optado por mirar los toros desde la barrera. Sin embargo, a pesar de que las manifestaciones terminen por diluirse en el corto plazo, sus efectos políticos, derivados de la difícil situación económica y social que enfrentan los españoles, permanecerán por mucho más tiempo, tal como sucedió en 1968 en Francia, cuando casualmente en el mes de mayo estalló un movimiento similar, que hoy se conoce como “El Mayo Francés”, por lo que el gobierno español deberá tomar rápidamente la iniciativa de emprender un proceso de reformas profundas al sistema político y económico español que le permitan hacer frente a las demandas de la población, especialmente los más jóvenes, ya que de no hacerlo, con la debida rapidez y con la suficiente amplitud de criterios, corre el riesgo de que esta indignación permee a otros sectores sociales españoles y se vea amenazada la estabilidad de su sistema político.
Fuente: Blog 6to Poder
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