LIMA, 7 abril 2011 (AFP) - Alejandro Toledo, un economista formado en Estados Unidos que reivindica con orgullo su origen indígena, andino y pobre, aspira a volver a la presidencia para hacer mejor lo que hizo bien durante su gobierno, entre 2001 y 2006, según su eslogan de campaña.
A sus 65 años recién cumplidos, Toledo aspira a un segundo período de cinco años apoyado en una campaña que recuerda que él es el arquitecto de la buena salud de la economía y que para preservarla y mejorarla hay que votar por él.
Cuando Toledo anunció su candidatura, en noviembre, empezó un ascenso que parecía imparable. De a poco trepó hasta 30% de intención de voto y sobrepasó a Keiko Fujimori y Luis Castañeda, que puntearon durante un año.
Pero de pronto en febrero su candidatura empezó a desinflarse y ahora porfía por llegar a la segunda vuelta, que no tiene asegurada, según las últimas encuestas.
Ubicado en el “centro-centro” del espectro político, dice que una de sus fortalezas es su capacidad para enfrentar los desafíos y no amilanarse frente a las adversidades.
“Yo siempre he sido un ganador. Mi vida ha sido una constante lucha, porque a mí no me han regalado nada. Todo me lo he ganado con esfuerzo y estudio”, señala.
Desde que dejó la presidencia en 2006 vivió fuera de Perú, en Estados Unidos, entre San Francisco, Nueva York y Washington, donde se dedicó a dar conferencias, a promover su ONG Centro Global para el Desarrollo y la Democracia, y a defender el medio ambiente.
Ha tenido que lidiar en la campaña contra su fama de buen bebedor, que cultivó con generosidad en su primer gobierno, brindando municiones para sus adversarios políticos. Hoy advierte que ya no bebe whisky, volteando una página de su vida.
Es la cuarta vez que postula desde que en 1995 se lanzó por primera vez. El año 2000 se erigió en uno de los principales protagonistas de la crisis política que desembocó en el retiro del poder del presidente Alberto Fujimori y en la convocatoria de elecciones.
Toledo ganó los comicios presidenciales de 2001 al derrotar a Alan García.
Autocalificado como “terco, indio y rebelde con causa”, Toledo exhibe el perfil del peruano común, es decir del poblador pobre de rostro cetrino al que se llama ‘cholo’ o ‘serrano’, predominante en Perú.
Nacido un 28 de marzo de 1946 en una zona de extrema pobreza, la localidad norandina de Cabana, departamento de Ancash, a casi 4.000 metros de altitud, el líder de Perú Posible combinó de niño diversas tareas como pastoreo de ovejas y ayudar en el alumbramiento de por lo menos tres de sus 15 hermanos.
Aún niño bajó de los Andes a la costa y se asentó en el puerto norteño de Chimbote, donde agregó a su experiencia de pastoreo las labores de vendedor de caramelos y lustrador de botas.
Toledo es el típico peruano de origen indio que ha logrado éxito, dentro y fuera de su país, y que se ufana con orgullo de ello. En 1966 emigró a Estados Unidos con una beca estadounidense para estudiar economía en la Universidad de Stanford, en San Francisco.
“Tengo el doctorado en Economía en Stanford, pero lo más importante es que tengo el doctorado de la pobreza extrema”, suele recordar cada vez que se le presenta la ocasión.
Está casado con la antropóloga franco-belga Eliane Karp, a quien conoció en San Francisco y con quien tiene una hija, Chantal.
Durante su gobierno se vio confrontado a un escándalo por no reconocer como su hija a Zaraí, una chica de 14 años en aquel momento, pero después de varios meses finalmente el mandatario aceptó su paternidad.
Fuente: Noticias24
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