El cambio es una posibilidad concreta pese a los intentos de saboteo de radicales de la oposición
La sociedad venezolana está repleta de mitos y leyendas urbanas. No se trata de un tema de estratos socioeconómicos o educación. Lo único que cambia entre ricos y pobres es el tipo de mito con el que se conectan. Me atrevería a decir que quienes se suponen menos susceptibles a esos mitos suelen ser los más afectados, incluyendo algún importante articulista que intenta interpretar el "día a día" del país encerradito en su oficina en una universidad en el exterior y cuya única conexión con la realidad local son las declaraciones y artículos de quienes piensan como él, leída por Internet antes de escribir sus "mandamientos" para quienes tienen el "mal gusto" de vivir en esta sampablera. Para este tipo de analista a control remoto, los chavistas no existen (es normal porque él no halla uno solo en su universidad) y los independientes son una construcción de quienes quieren apoyar al Gobierno "encapillados" (también obvio porque no puede existir nadie tan "estúpido" como para pensar distinto a él, que tiene el monopolio de la verdad).
Como es de suponer, en sus tesis Chávez nunca ha ganado. Todo es una conspiración que incluye a las encuestadoras grandes, cuyos datos se parecen a los resultados electorales no porque retraten la realidad del país sino porque se construyen sesgadamente para darle validez al resultado que el Gobierno luego ordena al CNE poner en su reporte final. Hay una conexión directa entre quienes "manipulan" las maquinitas y las tablas de resultados de los encuestadores, claro, con la excepción de aquellos encuestadores de propaganda que decían que Chávez perdía el referéndum por paliza y Rosales arrasaba en el 2006. ¡Brillante! En cualquier momento le regalan al país un Nobel que viene directo del frío sin pasar por Maiquetía a coger calor.
Sin ánimo de hacer una lista exhaustiva de esos mitos, quisiera compartir con ustedes uno que me parece relevante. Me refiero a la calificación de "dictadura" que dan al Gobierno venezolano, comparándolo con la de los Castro o Gadafi, sin contar con quienes piensan que Chávez deja pálido al mismísimo Adolf Hitler.
Lo que no entienden quienes así lo califican es que cuando otras personas racionales rechazan esa tesis, no es porque piensan que la realidad es mejor, sino porque creen que el problema es más complejo y difícil de resolver. Al menos las dictaduras son transparentes. Muestran abiertamente lo que son y usan la fuerza para mantenerse, lo que le da al adversario el derecho a defenderse como sea.
Lo de Venezuela es diferente. Es una "democracia" procedimental donde han colonizado los derechos, no por las armas sino a través de la base fundamental de la democracia que es la elección. Claro que lo logran en procesos sesgados y apuntalados por el uso inconstitucional de los recursos públicos y el control de los medios e instituciones, pero también por su acción política carismática, un discurso que conecta el ADN de las masas y la ausencia de alternativas claras capaces de capitalizar la frustración de la población.
No es verdad que Chávez sea un dictador. Pero esto no es una buena noticia porque sea un demócrata, que obviamente tampoco es. Es buena porque su modelo lo hace prisionero de su popularidad y, en este momento, más allá de las variaciones coyunturales, es evidente que esa variable, en promedio, muestra una tendencia histórica negativa que parece indicar que su intención de quedarse en el poder "per secula seculorum" es cuesta arriba. Lamentablemente quienes decidieron entorpecer las primarias, para ganar tiempo ellos mismos, no ayudan mucho; pero más allá de una elección, por ahora incierta, ahora es más fácil afirmar que el cambio del país es una posibilidad concreta pese a los intentos de saboteo de "honorables" radicales de la propia oposición.
Fuente: El Universal
> @luisvicenteleon
Como es de suponer, en sus tesis Chávez nunca ha ganado. Todo es una conspiración que incluye a las encuestadoras grandes, cuyos datos se parecen a los resultados electorales no porque retraten la realidad del país sino porque se construyen sesgadamente para darle validez al resultado que el Gobierno luego ordena al CNE poner en su reporte final. Hay una conexión directa entre quienes "manipulan" las maquinitas y las tablas de resultados de los encuestadores, claro, con la excepción de aquellos encuestadores de propaganda que decían que Chávez perdía el referéndum por paliza y Rosales arrasaba en el 2006. ¡Brillante! En cualquier momento le regalan al país un Nobel que viene directo del frío sin pasar por Maiquetía a coger calor.
Sin ánimo de hacer una lista exhaustiva de esos mitos, quisiera compartir con ustedes uno que me parece relevante. Me refiero a la calificación de "dictadura" que dan al Gobierno venezolano, comparándolo con la de los Castro o Gadafi, sin contar con quienes piensan que Chávez deja pálido al mismísimo Adolf Hitler.
Lo que no entienden quienes así lo califican es que cuando otras personas racionales rechazan esa tesis, no es porque piensan que la realidad es mejor, sino porque creen que el problema es más complejo y difícil de resolver. Al menos las dictaduras son transparentes. Muestran abiertamente lo que son y usan la fuerza para mantenerse, lo que le da al adversario el derecho a defenderse como sea.
Lo de Venezuela es diferente. Es una "democracia" procedimental donde han colonizado los derechos, no por las armas sino a través de la base fundamental de la democracia que es la elección. Claro que lo logran en procesos sesgados y apuntalados por el uso inconstitucional de los recursos públicos y el control de los medios e instituciones, pero también por su acción política carismática, un discurso que conecta el ADN de las masas y la ausencia de alternativas claras capaces de capitalizar la frustración de la población.
No es verdad que Chávez sea un dictador. Pero esto no es una buena noticia porque sea un demócrata, que obviamente tampoco es. Es buena porque su modelo lo hace prisionero de su popularidad y, en este momento, más allá de las variaciones coyunturales, es evidente que esa variable, en promedio, muestra una tendencia histórica negativa que parece indicar que su intención de quedarse en el poder "per secula seculorum" es cuesta arriba. Lamentablemente quienes decidieron entorpecer las primarias, para ganar tiempo ellos mismos, no ayudan mucho; pero más allá de una elección, por ahora incierta, ahora es más fácil afirmar que el cambio del país es una posibilidad concreta pese a los intentos de saboteo de "honorables" radicales de la propia oposición.
Fuente: El Universal
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