Mayo 20, 2010
El mundo desarrollado se va vaciando de empleos
Desde hace largo tiempo los empleos se han movido de un lugar a otro conducidos por las ventajas comparativas. Los textiles constituyen un ejemplo clásico. Del Reino Unido donde alcanzaron su expansión al amparo de la Revolución Industrial, pasaron a Nueva Inglaterra en Estados Unidos en virtud de los menores costos de producción. De allí, a la vez, migraron hacia el sur del mismo país, para luego pasar al mundo en vías de desarrollo. A este fenómeno de migración de empleos se lo conoce como externalizaciones. Tradicionalmente el mismo se centró en las manufacturas, como lo evidencia el caso de los textiles. Los servicios, por el contrario, se consideraron siempre inmunes a este proceso. Sin embargo, el nuevo siglo trajo consigo un cambio fundamental.
Todo comenzó con el Y2K, la famosa crisis que se pensaba que sufrirían las computadoras con el inicio del nuevo milenio. Desbordados ante los trabajos de ajuste requeridos, las compañías norteamericanas comenzaron a contratar los servicios de programadores localizados en India. Ante los buenos resultados obtenidos la puerta de oportunidad abrió una rendija. En 2001 dicha puerta quedó abierta de par en par ante la explosión de la burbuja de la llamada Nueva Economía (sustentada en la tecnología de la información). En la búsqueda de menores costos que les permitieran hacer frente a la crisis, las empresas de tecnología de la información norteamericanas se volcaron hacia programadores en India. Una vez descubierto este “El Dorado” de menores costos, las compañías extranjeras comenzaron a trasladarlo a otros sectores en el área de servicios.
En la actualidad los dos mayores beneficiarios de esta migración de empleos son China e India. El primero en el área de las manufacturas y el segundo en el de los servicios. Ello tiene su explicación. China ha modernizado y expandido masivamente sus infraestructuras, lo cual la coloca en lugar de privilegio para la fabricación y movilización de manufacturas. Su bajo dominio del inglés, sin embargo, la margina dentro del sector de los servicios. A la inversa, las pésimas infraestructuras de la India la limitan seriamente en el área manufacturera, mientras que su cabal dominio del inglés y su numerosa clase media, tan extensa como la totalidad de la población europea, la convierten en receptora ideal en el área de servicios.
Bien sea por vía de las manufacturas o de los servicios, el mundo desarrollado se va vaciando de empleos. De acuerdo al Banco Mundial para el 2030 más del 65% de las manufacturas mundiales provendrán del mundo en vías de desarrollo (“Global Economic Prospects”, dic. 13, 2006). Al mismo tiempo, según Alan Blinder, director del Centro de Estudios de Políticas Económicas de la Universidad de Princeton, el sector de los servicios interpersonales -aquellos que pueden ser prestados a distancia por vía electrónica- está llamado a desaparecer del mundo desarrollado, para relocalizarse en los países en vías de desarrollo (“Offshoring: The Next Industrial Revolution”, Foreign Affairs, New York, marzo/abril, 2006).
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