Analizar e intentar diagnosticar el funcionamiento del régimen la última década saltan poderosamente dos elementos definitorios que abundan, el populismo supone como forma de hacer política aparte del carácter movilizador, un estilo y quehacer que cada vez más tiende a ser desarrollado no a nivel de instituciones y organizaciones, sino a nivel de individuos y personas y de manera especial en la figura de Chávez. Por lo tanto, el populismo en sus distintos tipos y estilos supone como condición o prerrequisito la exacerbación del líder y consecuente una personalización del poder y de la política a niveles extremos. En el caso particular de Venezuela, registramos un populismo radicalizado, revolucionario y militarista que su propia naturaleza y origen pretoriano se sustenta no sólo en la personalidad militar del presidente Chávez sino en toda esa suerte de andamiaje militar que desde 1999 comenzó a instaurar para suplir las deficiencias en materia de institucionalidad, equipos de trabajos, asesores y fundamentalmente la presencia de un partido y un sólido programa de gobierno.
El populismo sería la expresión de las inconformidades de sectores excluidos y al mismo tiempo la radical politización de las exclusiones que vieron en Chávez el vengador y la esperanza del cambio. El populismo presente por su esencia incompatibilidad con los compromisos y arreglos institucionales exigidos por las democracias liberales o modernas. De allí el atropello a toda la institucionalidad producto y heredada del Pacto de Punto Fijo, y por ende es frecuente el desarrollo de formas delegativas, personalistas y arreglos plebiscitarios que muchas veces desconocen la institucionalidad, el Estado de derecho y a la propia Constitución de 1999.
Caracterizando el discurso, prácticas políticas y decisiones del presidente Hugo Chávez Frías, encontraríamos desde su llegada al poder en 1998 hasta el presente: 1.- Discurso exacerbado antiimperialista, anticapitalista, antioligárquico, polarizante, excluyente y antagónico; 2.- Marcado nacionalismo de corte patriotero y chauvinista; 3.- El uso indiscriminado y mal empleado del ideario bolivariano de forma acentuada y posteriormente ya no de promoción del Bolivarianismo (América Latina) sino del Socialismo del Siglo XXI (el mundo entero); 4- Presencia exacerbada del estamento militar en los asuntos públicos e instituciones civiles (una suerte de populismo con uniforme o militarismo populista); 5.- Presidencialista con tendencia caudillista, voluntarista, delegativo y de marcada concentración de poder); 6.- Intervencionista e Imperialista (exportación de la revolución e intromisión en países como Cuba; Nicaragua, Bolivia, Colombia; Ecuador y otros); 7.- Mediático e histriónico (una de las formas de mayor presencia y penetración es el evidente uso de los medios de comunicación social); 8.- Liderazgo carismático (paternalista y mesiánico al presentarse como el salvador de la patria); 9.- Vocación reeleccionista y de refundación de la República.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes E-mail: joseriv67@hotmail.com
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7282170.asp
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